Teresa Margolles (Culiacán, 1963) propone un mórbido diálogo en '¿De qué otra cosa podríamos hablar?' para el pabellón mexicano curado por Cuauhtémoc Medina en la Ca' Rota-Ivancich, que ha generado reacciones de escalofrío y elogiosos comentarios de parte de los asistentes y la crítica de arte más ácida y demandante que aquí se reúne cada dos años.

Hacer Mundos Mediante Propuestas Artísticas

Con una importante evolución en su discurso, Margolles presenta una serie de trabajos minimalistas relacionados con los efectos secundarios de los asesinatos violentos en México, con multiplicidad de interpretaciones que incluyen arte-objeto, reelaboración de joyería, performances e intervenciones que han llamado la poderosamente la atención de los espectadores y han erizado la piel de los visitantes a la muestra, según reseñan la prensa internacional y la crítica especializada.

Recomiendan los conocedores echar un vistazo a los autocríticos pabellones de Luxemburgo ('Collision Zone' de Gast Bouschet y Nadine Hillbert), Polonia ('Guest' de Krzysztof Wodiczko), Singapur ('Life of Imitation' de Ming Wong) y Francia ('Le Grand Soir' de Claude Lévéque) que hacen una revisión de la indetidad frente a la otredad, y la estremecedora propuesta taiwanesa 'Foreign Affairs' de Chien-Chi Chang, Chieh-Jen Chen, Ying-Chun Hsieh y Cheng-Ta Yu, que narran con crudeza el díálogo de sordos y distanciamiento que viven las sociedades china continental y taiwanesa por los desequilibrios políticos, sociales y económicos que padecen ya por más de medio siglo.

Una Frontera de Sangre

La gran decepción parece ser la propuesta retrospectiva de norteamérica sobre Bruce Nauman 'Topological Gardens', frívola y avejentada que intervino la propia Teresa Margolles esta primavera cercándola de mantas empapadas de sangre de mexicanos asesinados y lodo colectados in situ en la frontera entre ambos países. Un discurso fuerte y directo de esta menuda creadora norteña y española que prefiere siempre el bajo perfil.

Situado en los márgenes de exposición de la Bienal, el Ca' Rota Ivancich es una estucada residencia veneciana de nobles en el sXVI atribuida al arquitecto florentino Jacopo Sansovino (cuyo verdadero nombre era Jacopo Tatti), hoy decandente construcción sin restaurar que acoge la muestra y cuya única limpieza permitida sucede todas las tardes a las 4pm durante el performace 'Limpieza' en que un grupo de colaboradores trapea en silencio y con ropa negra todo el edificio. Los afanadores son familiares y amigos de los asesinados y el agua que se utiliza va mezclada con sangre tomada de la escena del crimen. Imposible evadir la interacción con la obra artística y con el horror.

Buchones y Chakas por el Delta Veneciano

Entre los colaboradores de Margolles están otros mexicanos artistas, burgueses, familiares de asesinados, promotores culturales, emigrados que, en las afueras de la residencia-sede, reparten tarjetas bancarias ficticias utiliadas para 'picar' cocaína o bordan con hilo de oro mantas manchadas de sangre y lodo con el 'Decálogo' de narcomensajes colocados en la escena del crimen: 'Ver, oir y callar', 'Para que aprendan a respetar'...

'Buchones' (apelativo despectivo para los habitantes de las comunidades serranas aisladas de Sinaloa, zona añeja de cultivo de drogas) y 'Chakas' (jefes poderosos de las mafias) que pasean vestidos de negro y ostentado su condición en góndolas, por el Gran Canal y los ríos de las zonas menos turísticas o en las callejas exhibiendo las 'joyas' de cuyas monturas de oro Margolles desprendió los brillantes para sustituirlos por vidrios de parabrisas de automóvil hechos añicos por las ráfagas de ametralladora durante los asesinatos. Piezas inacabadas que van sólo detrás de la realidad.

'¿De qué otra cosa podríamos hablar?' un golpe seco a la conciencia que hace historia en las artes visuales, en silencio, de luto, recogiendo lo que en las calles mexicanas es secreto a voces y produce 8 mil asesinatos violentos por año...

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